Magnus Ricable Revisión #4 - Cable USB - Revisión

Magnus Ya al ver la caja exterior del cable USB se tiene la agradable sensación de haber comprado algo importante. Al pasar al unboxing esta sensación se confirma y amplifica. La construcción estética es impecable, con un trenzado de color muy duradero y los conectores USB chapados en oro excelentemente protegidos por una gruesa funda de goma. Lo que sorprende es la extrema flexibilidad del cable a pesar de su considerable grosor, lo que es importante sobre todo para los que, como yo, tienen poco espacio entre la electrónica y la pared trasera. Al informarme sobre la construcción interna de este cable, compruebo con agrado que se respetan las normas USB (algo que no todos los fabricantes declaran), como la impedancia característica de los conductores. También veo que, gracias al dieléctrico utilizado y a la geometría especial, se eliminan los posibles efectos de diafonía (interferencias eléctricas entre conductores adyacentes) y se reducen al mínimo la capacitancia y la inductancia. Todo ello contribuye a reducir al máximo los fenómenos de jitter.

Pasando al aspecto más importante, bonito sí, pero ¿cómo suena? Muy bien.
Eso sí, estamos hablando de cables, de sintonía fina, por lo que hablamos de matices de diferencias que sólo un buen sistema sintonizado a contracorriente puede reproducir... pero son esas diferencias, esa guinda del pastel que los audiófilos perseguimos todo el tiempo. Independientemente de la pista utilizada en las pruebas, lo que noté fue un aumento de la profundidad del escenario sonoro y una separación excepcional de los instrumentos, que probablemente se consiguió gracias a los cuatro blindajes del cable que hacen que la señal esté limpia y libre de cualquier perturbación eléctrica. En la pista de rock, el sentido del ritmo que proporciona este cable es excelente, al igual que la precisión de los ataques de la batería. No hay ni rastro de filo en las notas altas mientras se mantiene un aire muy agradable de los instrumentos, una brillantez en el sentido de la claridad del mensaje musical que nunca cansa. La voz de Clacson es tan granítica en el centro de los altavoces y la de Krall tan suave como siempre.